Según el Monitoreo Hídrico Permanente se han identificado al menos 5 problemáticas que alteran el nivel de almacenamiento de la presa Miguel Alemán.

Lluvias no han ayudado al nivel de la presa en Valle de Bravo

Los problemas actuales que presenta la presa Miguel Alemán en lo que respecta a la cantidad del agua preocupan a asociaciones civiles en pro del medio ambiente, habitantes y a visitantes de este punto turístico del Edomex.

Según el Monitoreo Hídrico Permanente con Participación Social para la Recuperación Sostenible de Valle de Bravo, la cantidad de agua pluvial recolectada hasta julio de 2022 equivale a 6.49 millones de metros cúbicos de agua.

Lo anterior representa una cantidad baja de agua en comparación con otras temporadas de lluvias y como muestra se pueden observar los niveles de los caudales de los ríos que nutren a la presa y que bajan desde lo alto de la cuenca.

En el mismo Monitoreo Hídrico Permanente, actualizado hasta el mes de agosto, los ríos que más agua inyectan a la presa Miguel Alemán Váldes son el de Amanalco, El Molino y el caudal que la conecta con la presa de Colorines; sin embargo, durante el primer semestre de 2022 los caudales de todos los ríos muestran un déficit del 50% con respecto al promedio obtenido entre 2012 y 2020.

Dicho estudio, impulsado por el Patronato Pro Valle de Bravo A.C., el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y autoridades gubernamentales, tiene por objetivo el monitoreo y análisis del balance de las variaciones del nivel de la presa, para entender con más claridad el origen de las mismas.

Dentro de este Monitoreo Hídrico se han identificado al menos cinco problemáticas que alteran el nivel de almacenamiento de dicho embalse tales como la creciente demanda de agua potable para la Ciudad de México, Toluca y zonas conurbadas, los cambios en los regímenes lluvia-evaporación, y la gestión y operación del Sistema Cutzamala.

A esto se le suma la disminución de la cobertura boscosa por cambios de uso del suelo e incendios y la creciente demanda de agua en el sector local.

En lo que respecta a la calidad del agua del embalse, se detectó la falta de infraestructura sanitaria suficiente, la acumulación histórica de material orgánico y nutrientes en el fondo del lago, la proliferación de cianobacterias potencialmente tóxicas.

Destaca la presencia de bacterias fecales patológicas, el uso de fertilizantes y agroquímicos en las zonas de agricultura, la erosión del suelo por monocultivos intensivos y el alimento en granjas piscícolas.

Valle de Bravo es uno de los embalses mexicanos con serios problemas de eutrofización”, refirió Jorge Ramírez Zierold, investigador y participante del Monitoreo Hídrico Permanente.

“(Esto) consiste en elevadas concentraciones de nitrógeno, fósforo y materia orgánica, debidas a los desechos de las actividades humanas, como los drenajes directos, la agricultura y el cultivo de truchas”, escribió en el documento presentado.

Es de resaltar que actualmente la presa de Valle de Bravo se encuentra al 55.51% de su capacidad total.

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