En el año de 1740, Benjamín Franklin predijo el motor eléctrico previo a la electricidad, cuando apenas comenzaban a entenderla y era una mera curiosidad.
Actualmente este motor eléctrico es una de las tecnologías fundamentales para la descarbonización de la industria automotriz.
Hace por lo menos 300 años El inventor Benjamín Franklin y el monje Andrew Gordon llevaron a cabo los primeros experimentos con motores electrostáticos como una curiosidad de la física.
Posteriormente en el año 1821, Michael Faraday demostró la Ley de Coulomb, es decir que se podía producir una corriente electromagnética giratoria, tras introducir un alambre en un recipiente con mercurio y un imán permanente encima.
Después William Sturgeon, en el año 1832 uso los principios de Faraday e inventó el primer motor eléctrico capaz de mover maquinaria usando corriente continua.
En 1837 el diseño fue mejorado y patentado por Thomas Davenport, pero muchas décadas después los experimentos fueron aplicados en el desarrollo del primer vehículo eléctrico de inducción funcional, patentado por Nikola Tesla en 1888.
Primeros coches eléctricos
Nikola Tesla presentó tres motores diferentes que introducían la corriente alterna en el motor eléctrico añadiendo innovaciones que harían posible la producción de esta tecnología a mayor escala. Sin embargo las baterías, que habían pasado de usar mercurio, más caro y tóxico, a emplear salitre, todavía eran muy primitivas y tenían grandes dificultades en cuanto a eficiencia y autonomía.
George Westinghouse compró las patentes de Tesla y, aunque no pudo implementarlo en un vehículo de calle, sí consiguió adaptarlo para una operación minera, fue el primer uso para el motor de inducción de corriente alterna.
En el mismo año en 1890, en Rusia, Mikhail Dolivo-Dobrovolsky mejoró el diseño desarrollando un modelo trifásico.
El sistema de tres fases ofrecía una corriente más estable y constante que reducía las vibraciones y mejoraba la autonomía y la eficiencia con respecto a su versión monofásica o bifásica. También introdujo la «jaula de ardilla», un estator con barras metálicas que fue la base para el actual sistema de rotor y estator que convierte la electricidad en energía cinética para impulsar los coches eléctricos.
General Electric: movilidad eléctrica
En 1896 General Electric firmó un acuerdo con Westinghouse para la producción de un motor con rotor de bobinado en barra o «jaula de ardilla» que ofrecía una potencia de 7,6 CV, el GM EV1. Este fue el primero de producción en serie que estableció las bases para la comercialización en serie de esta tecnología, aunque todavía faltaba una infraestructura de carga que lo hiciera viable.
A principios de los años 70, Arturo Estévez Varela presentó al mundo un vehículo que funcionaba únicamente con agua, pero también hacía uso de boro.
Aunque existen artículos y vídeos que afirman que podía hacer que un vehículo funcionara solo con agua, las leyes de la termodinámica dicen que es imposible extraer de un sistema más energía de la que ingresa.
Lo normal es que aparezca la propuesta de separar el agua en hidrógeno y oxígeno a través de electrólisis y luego quemar el hidrógeno para producir una corriente eléctrica que haga posible el funcionamiento del motor.
Sin embargo, el proceso electrolítico requiere más energía para descomponer una molécula de agua que la liberada cuando el H se oxida. Ya que al transformar agua en hidrógeno (para después quemarlo) se pierde gran parte de la energía. La liberación de la energía química del agua va contra las dos primeras leyes de la termodinámica.
En la actualidad el mundo automotriz está convulsionado tras la presentación de Japón y Estados Unidos del motor que se enfría con agua.
Sin embargo el motor de agua terminaría con el problema de las emisiones de CO2, pero el hidrógeno necesario no siempre es limpio (depende de la forma en que se produzca).
Así que, para que el motor de agua funcionara habría que invertir cinco veces más energía de la que el motor puede brindar. Arturo Estévez utilizó el boro en su vehículo de agua, pero nunca reveló su secreto ni patentó su fundamento.