Imagínate redecorando la cocina de tus padres y, de repente, toparte con una mandíbula fosilizada que te mira desde el suelo. Esto le ocurrió a un dentista turco, quien, mientras admiraba las nuevas baldosas de travertino, descubrió algo que definitivamente no era parte del catálogo de la tienda de mejoras para el hogar.
Al principio, pensó que era una de esas curiosidades que se acumulan en las cocinas de las familias: tal vez un hueso de algún pobre animal que había pasado sus días mordisqueando sobras. Pero su formación en anatomía le decía algo diferente. Tras un análisis más detallado, se confirmó que la mandíbula pertenecía a un homínido prehistórico.
Los expertos en paleontología se emocionaron al examinar el hallazgo, especulando que podría ser de un Homo sapiens o quizás de un Neandertal. Es como si la cocina de esta familia hubiera sido testigo de un episodio de «CSI: Paleolítico».