El Departamento de Defensa de Estados Unidos informó este miércoles que Khalid Sheikh Mohammed, el supuesto autor intelectual de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, junto con otros dos acusados, Walid Bin Attash y Mustafa al-Hawsawi, han acordado declararse culpables. Este anuncio marca un hito significativo en el largo y complicado proceso judicial relacionado con uno de los eventos más devastadores en la historia reciente de Estados Unidos y el mundo.
Un acuerdo que pone fin a un largo proceso judicial
Según un comunicado oficial del Pentágono, los acusados han alcanzado un acuerdo con la autoridad supervisora de las comisiones militares. Aunque los detalles de dicho acuerdo aún no son públicos, el New York Times ha revelado, citando a fiscales involucrados, que estos hombres han aceptado declararse culpables a cambio de recibir cadena perpetua, evitando así la pena de muerte. Se espera que la próxima semana los tres se presenten ante la comisión militar en la base de la Bahía de Guantánamo, en Cuba, para formalizar sus declaraciones.
Una década y media de incertidumbre y controversia
El proceso judicial contra estos acusados ha estado lleno de complicaciones, retrasos y controversias. Durante más de 16 años, el caso ha enfrentado múltiples aplazamientos, en gran parte debido a las controversias en torno a las técnicas de interrogatorio empleadas, algunas de las cuales han sido calificadas como tortura. Estos métodos, utilizados durante la detención de los acusados, han sido un tema central en la crítica internacional y en los debates sobre los derechos humanos.
Los ataques del 11 de septiembre: un día que cambió el mundo
El 11 de septiembre de 2001, cuatro aviones comerciales fueron secuestrados por 19 extremistas islámicos de Al Qaeda. Dos de estos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio en Nueva York, causando su colapso y la muerte de casi 3,000 personas. Otro avión impactó contra el Pentágono en Washington D.C., resultando en la muerte de 189 personas, incluidos los pasajeros y la tripulación. El cuarto avión, destinado a un objetivo en Washington, posiblemente la Casa Blanca o el Capitolio, se estrelló en un campo de Pensilvania después de que los pasajeros intentaran retomar el control.