El santuario de la mariposa Monarca “Piedra Herrada” regala paisajes únicos para quienes transitan desde Valle de Bravo hasta la ciudad de Toluca por el municipio de Temascaltepec.
Ubicado en la carretera federal 134 México-Toluca-Cd. Altamirano, pasando por la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, hay una desviación a la derecha de esta vía.
Esta lleva hacia el municipio de Valle de Bravo, vía la comunidad de Los Saucos, y 4 kilómetros después se encuentra el santuario de Piedra Herrada.
Por extensión de hectáreas de bosque ocupadas por la Monarca, este santuario pertenece a la comunidad de San Mateo Almomoloa, del municipio de Temascaltepec.
Aunque también existe un número menor de hectáreas ocupadas en Valle de Bravo, en la zona boscosa de Los Saucos, pegada a San Mateo Almomoloa.
Según el Gobierno del Estado de México, este lugar forma parte de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 2008.
Y año con año, después de un viaje emprendido por este insecto desde Canadá y el norte de Estados Unidos, llegan a los bosques de pino y oyamel del centro de México.
Desde principios de otoño, salen en busca de temperaturas más agradables para pasar el invierno.
Ocupan principalmente los bosques de Michoacán y el Estado de México, desde el mes de noviembre, hasta finales del mes de febrero.
Sin embargo, a diferencia de los otros santuarios de la Monarca ubicados en México, éste regala un paisaje singular sobre la carretera que es transitada de Valle de Bravo a Toluca.
Pues, entre las 10:00 y 12:00 horas, la monarca baja desde lo alto del bosque hasta los ríos y cuerpos de agua de la zona a tomar el vital líquido, regalando un espectáculo natural único en su tipo a nivel mundial.
Sobre la carretera se pueden apreciar centenares de Monarcas que pintan de naranja el paisaje boscoso del sur del Estado de México, causando asombro a los viajeros de dicha vía.
Por lo que se recomienda bajar al mínimo la velocidad con la que se conduce, a fin de no molestar y matar a las Monarcas que se apropian del hábitat natural del lugar.