El presidente argentino Javier Milei se encuentra en Los Ángeles, ¡y no precisamente de turista! En medio de su periplo, se topó con el artista Fabián Pérez, quien no desperdició la oportunidad de inmortalizar al mandatario en un lienzo de dimensiones napoleónicas.
El encuentro fue digno de los libros de historia (o al menos de las redes sociales), con Pérez entregando el cuadro original titulado ‘Viva la libertad carajo’ al mismísimo Milei. La obra, que ya había dado de qué hablar cuando su versión digital se hizo pública en marzo, captura al presidente en una pose que haría palidecer al mismísimo Bonaparte. Con la seriedad de un líder en guerra y la bandera argentina a su lado, Milei parece listo para conquistar cualquier obstáculo que se interponga en su camino hacia la libertad.
El mandatario argentino no perdió tiempo en compartir el momento en sus redes sociales, y Pérez respondió con humildad y emoción. En sus interacciones en Instagram, Pérez expresó su honor al retratar a Milei y deseó que el presidente disfrutara tanto del cuadro como él disfrutó pintándolo.
Pero, ¿qué llevó a Pérez a retratar a Milei como Napoleón? Según el propio artista, la inspiración llegó gracias al bombo publicitario de la película de Napoleón y a la omnipresencia de la imagen del líder francés en las calles de Hollywood. Para Pérez, la imagen de Milei como un comandante en un momento de tregua frente a un sistema que desafía, pero sin bajar la guardia, era simplemente irresistible.
Con esta obra, Pérez añade otro hito a su carrera artística, que incluye encuentros con figuras de renombre mundial como Diego Maradona, Ángel Di María y hasta el mismísimo papa Francisco. Desde su origen en la humilde localidad bonaerense de Campana hasta su actual residencia en los Estados Unidos, Pérez ha sabido combinar su talento artístico con una visión única del mundo que le rodea.
En resumen, un encuentro que fusiona arte y política, pasado y presente, en una representación visual que desafía las convenciones y celebra la libertad en todas sus formas. ¡Qué viva la libertad, carajo!
