El fundador de Telegram, Pável Dúrov, sorprendió al mundo al confesar que es el padre biológico de más de 100 niños en 12 países diferentes. Esta revelación, realizada a través de su canal en Telegram, ha generado un gran revuelo en las redes sociales y medios de comunicación.
Un «favor» convertido en compromiso social
Hace 15 años, un amigo cercano de Dúrov, que enfrentaba problemas de fertilidad junto a su pareja, le pidió un favor muy especial: la donación de esperma. Dúrov accedió a la solicitud y, al acudir a una clínica especializada, recibió una propuesta inesperada. Según sus palabras, le informaron que «el ‘material donante de alta calidad’ escaseaba y que era su deber cívico donar más esperma para ayudar anónimamente a más parejas». Ante tal situación, Dúrov decidió continuar donando.
En su declaración, Pável Dúrov explicó que la idea le pareció «lo suficientemente loca» como para que aceptara el reto, lo que lo llevó a convertirse en un prolífico donante de esperma. Esta decisión ha resultado en el nacimiento de más de 100 niños alrededor del mundo, todos a través de la donación anónima.
Impacto de la noticia y reacciones
La revelación de Dúrov ha despertado múltiples reacciones y debates en torno a la ética de la donación de esperma y las implicaciones de tener tantos hijos biológicos en distintas partes del mundo. Sin embargo, Dúrov no ha dado más detalles sobre la identidad de los niños ni sobre las familias involucradas, manteniendo el anonimato tal como se acordó desde el principio.
Reflexión sobre la ética y la responsabilidad
El caso de Dúrov abre un debate interesante sobre la responsabilidad de los donantes de esperma y las clínicas que manejan estas donaciones. ¿Cuál es el papel de las instituciones en la regulación y seguimiento de estos procesos? ¿Deberían los donantes estar más involucrados en la vida de los hijos que generan? Estas son preguntas que seguramente seguirán generando discusión en los próximos días.