La sostenibilidad es un concepto transversal que afecta a todos los sectores económicos, también el de la cultura.
Como industria tiene la urgencia de transformarse para cumplir las exigencias de la normativa nacional y europea de reducción de emisiones y eficiencia energética con el fin de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
De hecho, la Unesco considera que la cultura es un medio para contribuir directamente a la consecución de muchos de estos objetivos: lograr ciudades seguras y sostenibles, fomentar el crecimiento económico y el trabajo decente, reducir la desigualdad, detener la degradación del medio ambiente, lograr la igualdad de género y promover sociedades pacíficas e inclusivas.
Las actividades culturales tienen una gran particularidad que es su fuerza creativa, ahora también impelida por la sostenibilidad, que está agitando como nunca todas las disciplinas, desde las artes plásticas al cine, la fotografía o la literatura. Para hablar de estos enormes retos a los que se enfrenta este sector, El Confidencial y Acciona organizaron el foro La sostenibilidad en la industria cultural, cuarto encuentro del ciclo Descarbonizar ciudades. Moderado por Daniel Arjona, redactor jefe de Cultura de El Confidencial, en él participaron Adriana Moscoso del Prado, directora general de Industrias Culturales, Propiedad Intelectual y Cooperación del Ministerio de Cultura; Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid; Natalia Menéndez, directora artística del Teatro Español y las Naves del Matadero de Madrid; y Álex Manresa, director de Estrategia de Acciona Cultura.
Entre los interrogantes se planteó si la cultura está preparada para ser “cero emisiones” y alcanzar así los objetivos que exigen las normativas europeas, en qué medida las artes pueden tener un papel en el desarrollo sostenible y los nuevos relatos para concienciar a los públicos, a la vez que se comentaron algunos casos de éxito en este ámbito.
Desde el sector público, Adriana Moscoso recalcó que “la pandemia ha supuesto un despertar en estas cuestiones”, que se vio además refrendado con los fondos Next Generation de la Unión Europea destinados a la digitalización, la agenda verde y la igualdad. “Son campos que inciden en la sostenibilidad. Hemos impulsado una serie de medidas que pretenden aprovechar esta oportunidad y que también están ligadas a la lucha frente al reto demográfico. Hemos dotado de 20 millones de euros para que, a través de la comunidades autónomas, sean dirigidos a proyectos del ámbito rural y que no supongan ningún daño al medioambiente”, manifestó Moscoso, quien también recordó cómo el Estatuto del Artista —ahora en tramitación en el Congreso—, al reconocer los derechos de los artistas, también provoca “que toda la cadena de valor de la cultura sea sostenible”.
Al hilo de la pandemia, también la directora de teatro Natalia Menéndez manifestó que lo ocurrido en los últimos años “hizo un clic en las personas para razonar mejor”. Y ahí, señaló, la cultura fue clave. “Fue el motor para que mucha gente estuviera mejor, evitamos muchos problemas, quitamos mucha soledad y ayudamos a que la gente entendiera que la cultura era fundamental para tener una calidad de vida”.
En esta adaptación a las nuevas normativas y la conciencia de la sostenibilidad, Guillermo Solana, director del Museo Thyssen-Bornemisza, que agradeció el premio Influyentes 2022 de El Confidencial, destacó que la pinacoteca ya había llevado a cabo acciones en este sentido desde 2008. Se empezó con la gestión del agua “y desde entonces el consumo del agua hasta 2022 se ha reducido en un 41%”, afirmó. En relación con el gasto energético, manifestó que desde 2010 se ha incidido en la climatización e iluminación del museo. “Se cambiaron las instalaciones y se ha reducido el consumo de electricidad y gasóleo. En 2018, se hizo un esfuerzo para cambiar los halógenos por led. De 2.100 focos se pasó a 1.700, lo que supuso un ahorro de consumo del 8%”, ratificó.
“Por su parte, Álex Manresa, de Acciona Cultura, señaló -en base a los estudios comparativos que lleva a cabo la compañía, analizando museos públicos del mundo- que sí hay “una preocupación” por la cuestión medioambiental en estas instituciones, que progresivamente están incorporando acciones concretas de eficiencia energética, reducción de residuos, etc. Sin embargo, estos grandes museos aún no consideran la sostenibilidad como uno de sus atributos de valor o características esenciales y esa es una de las grandes carencias, “la cultura no termina de entender que el desarrollo sostenible tiene que entrar en su propuesta de valor”.
Sobre todo porque, según añadió Manresa, es una oportunidad para sumar nuevos públicos que sí están concienciados con este tema. “Hay un nuevo público objetivo que exige que salgamos de nuestra zona de confort. A nosotros, que como Acciona tenemos la sostenibilidad como eje estratégico de nuestra actividad, nos exige repensar enfoques para hacer que las instituciones y organizaciones privadas, como clientes potenciales, comprendan este aspecto. Por ejemplo, creemos que ya no es realista buscar financiación si la actividad no está alineada con los objetivos de desarrollo sostenible”, recalcó.
“No es realista buscar financiación si la actividad no está alineada con los objetivos de desarrollo sostenible” (Manresa)
Y aquí una cuestión clave es el turismo cultural del cual España se puede beneficiar, ya que está entre los tres primeros países de la Unesco en patrimonio cultural. “Ya hay una estrategia conectada con las políticas europeas para fomentar el turismo cultural desde la sostenibilidad. Las ayudas para el medio rural van en esa dirección”, comentó Moscoso, quien a su vez aludió a que es precisamente la Agenda 2030 la que hace que “tengamos que trabajar de manera más transversal y colaborativa” entre lo público y lo privado. “Los ministerios no tienen que trabajar en silos. Y eso es fundamental en el plano privado y en el público para crear un mestizaje institucional y sectorial”, añadió.
Natalia Menéndez, desde su ámbito del teatro, también señaló que el contenido cultural tiene que ir en esa dirección e insistir en que el ser humano no es el centro de todo. “Acabamos de presentar la obra La vida de los animales, que habla de la ferocidad del ser humano con respecto a los animales. Tenemos que hacer propuestas que nos hagan reflexionar sobre nuestro comportamiento. En Madrid Destino se tienen en cuenta los led, pero eso es una parte mínima. Si no interiorizamos que podemos generar paz acerca del planeta, será absurdo todo lo demás”.