Imagínense la escena: veinte reclusos en Maracaibo, Venezuela, llevando a cabo una operación al estilo Prison Break. Con determinación y una pizca de audacia, estos hombres hicieron un agujero en la pared de la comandancia. Pero aquí viene el giro inesperado: al otro lado, ¡un seminario policial en pleno apogeo con treinta oficiales!
Si esperaban un pasillo despejado y una escapada triunfal, la realidad les pegó como un balde de agua fría. La sorpresa de los reos fue tan grande como la de los policías al ver a los veinte intrusos con uniformes naranjas en medio de su formación.
Los reclusos, mostrando una coordinación digna de una película de acción, habían horadado la pared con precisión. Pero como dice el refrán, «la suerte del principiante dura poco». Más tiempo tardaron en cruzar el boquete que en ser interceptados y devueltos a su celda. Y lo peor, ahora suman un intento fallido de fuga a su ya extenso currículum delictivo.