La jefa del área de Investigación en Crecimiento y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma Metropolitana, detalló que un 25% de la población del Estado de México tiene que recurrir al tandeo, porque el suministro de agua es intermitente y lo recibe por unas cuantas horas al día y a la semana.
Ante dicho panorama y con el inicio de la temporada de estiaje, la cual se extenderá hasta mediados de junio, la doctora Fabiola Sosa Rodríguez, investigadora de la UAM, señaló que se podría llegar a un punto crítico en el cual sólo a través de pipas se distribuirá el vital líquido a los habitantes.
“Este año de estiaje podemos llegar a un punto en que el agua ya no se reciba en nuestro domicilio a través de las tuberías y acudiremos a métodos alternativos en donde básicamente las pipas serán las que entreguen el líquido”.
Considero que ha hecho falta puentes de comunicación para que la ciudadanía conozca la problemática que ahora vivimos.
“Desde el 2013 alertamos a los gobiernos que se preveía reducciones en la precipitación pluvial e incrementos en la temperatura que llevó a una reducción de la disponibilidad del agua superficial de alrededor de un 25% menos”.
Refirió que el escenario del cambio climático asociado a la disponibilidad del agua prevén reducciones a mediano plazo de alrededor del 33% y a largo plazo supera el 40%.
Explicó que esta fue una crisis anunciada a la cual le faltó tener el interés suficiente y colaboración entre los distintos ámbitos de gobierno, actores y usuarios para emprender los programas que se requerían.
Ante este panorama, la especialista sostuvo que esta crisis va a incrementarse en los meses de estiaje y habrá más reducciones de agua potable que podría ser de hasta el 40%, pero no como algo extraordinario sino permanente.
Los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, tendrán que aprender a vivir con el 40 por ciento menos de agua, “lo podemos hacer sin emprender las acciones que se requieren”, afirmó la investigadora universitaria.
El agua debemos valorarla como algo “preciosísimo”, utilizarla sólo para bañarnos, cocinar y beber y ocupar la pluvial para el uso que no requiera calidad, buscando hacer más eficiente la potable.
La investigadora de la UAM dijo que más de 210 metros cúbicos por segundo de aguas residuales terminan perdiéndose, “si cada uno de los municipios crearan sistemas virtuosos, en donde en lugar de desalojar se tratara, podría ocuparse en las industrias donde no se requiere uso de agua potable.