Max Verstappen lo tiene todo de cara para salir a hombros de Suzuka (07:00 horas, Dazn), donde gozará de la segunda bola de partido para revalidar el título de campeón del mundo. Los más de 100 puntos que le separan de Charles Leclerc, su primer perseguidor en la gresca por el Mundial, le presentan ya como virtual ganador, una sensación generalizada y que todavía coge más empaque tras la ‘pole position’ que el corredor de Red Bull se anotó este sábado.
En un trazado como el japonés, en el que adelantar es casi tan complicado como en Singapur o Mónaco y más que en Hungría, ‘Mad Max’ hizo lo más difícil en su primer intento de vuelta rápida. Nadie, ni Charles Leclerc (segundo) ni tampoco Carlos Sainz (tercero) pudieron atarle en corto por más que el monegasco se quedó a un tris (diez milésimas) de lograrlo. Fernando Alonso, por su parte, saldrá el séptimo.
A la espera de la resolución de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) en lo relativo al cumplimiento por parte de los equipos del límite presupuestario del curso pasado, Red Bull ya busca dónde colocar el trofeo de este en su sede de Milton Keynes.
Para que el certamen se resuelva en Suzuka sin depender de nadie, Verstappen está obligado a ganar la carrera y a llevarse también la vuelta rápida, una combinación que este ejercicio ya ha logrado en cuatro ocasiones (Imola, Miami, Spa y Zandvoort) y que, atendiendo al perfil del trazado, también tendrá a su alcance esta vez.
El margen del que dispone el piloto de Hasselt le puede permitir coronarse incluso sin tener la necesidad de imponerse. Las múltiples combinaciones a su favor se pueden resumir en una fórmula bien sencilla: Verstappen tiene que sumar ocho puntos más que Leclerc y seis más que Checo Pérez, su vecino en el taller de la escudería del búfalo rojo. Él, sin embargo, es un animal competitivo como pocos, una impresión que se lleva cualquiera que le vea correr, o le escuche.
Una semana después de interpretar en Singapur uno de los peores fines de semana que se le recuerdan en los últimos tiempos, con errores impropios de alguien tan genial como él, el Niño Maravilla de Red Bull quiere dejar claro que está varios pasos por encima de sus rivales.
El escenario le invita a hacerlo, habida cuenta de que se corre en casa de Honda, el suministrador de motores del bólido que conduce, que hace un par de días anunció el refuerzo de su relación con la marca energética.
“No estoy pensando demasiado en el título. Voy día a día. Lo más importante era tener un coche competitivo. Y en la cronometrada demostramos que lo tenemos. Necesito un monoplaza perfecto para poder ganar aquí”, resolvió Verstappen.